Los ladrillos lúdicos

A todo aquel que se sienta aludido o aludida por estas palabras.

Hace unos meses The Black Meeple hablaba en su blog de los ‘machotes lúdicos‘ en un ácido y certero post sobre los jugadores que sólo juegan, disfrutan y respetan los juegos duros. Hoy vengo a hablaros  de los ‘ladrillos lúdicos‘.

Los ladrillos lúdicos son personas que han nacido con el don de la infalibilidad, son dioses de la certeza que convierten en dogma sus opiniones. Les verás por twitter o en los foros enlazando discusión tras discusión en interminables hilos con gente que apenas conocen, o despotricando desde su trono en forma de blog, canal de youtube o podcast. Todo con un objetivo bien claro: demostrar que son los teólogos de los juegos de mesa españoles y que en ellos reside el maná de la verdad.

No está muy claro qué les convierte en escuderos de esa verdad. Imagino que una dura infancia donde les robaban el bollicao en el recreo, un primer amor no correspondido que acabó liándose con el que le quitó el bollicao o quizás una lectura excesiva de las 5 vías de Santo Tomás de Aquino. Lo que parece claro es que los ladrillos lúdicos nunca se equivocan, en su cabeza han construido un axioma irrefutable en el cual no tiene cabida el error, la duda, el fallo, y menos la crítica.

No pueden equivocarse porque su cabeza no podría soportarlo. Aunque lo intenten no pueden. El  mundo digital es el único espacio donde se sienten protegidos, ya que es aquí y sólo aquí donde su ceguera no tapa su mediocridad.

Ay de ti querido lector como los acorrales con argumentos, porque el ladrillo lúdico no escucha, su argumentario es parecido al de los políticos y siempre tendrá una respuesta que justificará que él o ella no se ha equivocado. Debe ser duro llevar esa carga.

A mí me enseñaron que equivocarse es sano, y que si aprendía a perdonar y sobre todo a perdonarme sería mejor persona. Siempre me gustó la lógica de Santo Tomás, pero creo que me identifico más con Sócrates y su sólo sé que no sé nada. La carga de la verdad es muy pesada, la certeza ciega. En cambio la duda no pesa nada, te hace más liviano, alimenta el hambre de conocimiento.

Queridos ladrillos lúdicos, sois muy jóvenes todavía, que no os ciegue la razón (vuestra razón) tan pronto, dadle coba a otro órgano vital que no sea el cerebro y dejaros llevar un poco, soltad amarras y veréis que libres os vais a sentir. Sed más humildes, desarrollar un poquito vuestra inteligencia emocional, no os toméis tan en serio vuestro rol en este hobby porque en el fondo no somos nadie y si  algún día chapas tu altavoz en forma de cuenta de twitter, blog o lo que sea, ten claro que aunque te lloren 4 millenials sedientos de referentes hoy, mañana no se acordará de ti ni el apuntador.

Querido ladrillo lúdico no te conviertas en un muro cegado por el ego. Intenta mirar más allá. Rompe el muro amigo ladrillo y haz de este maravilloso hobby, un lugar más amable, más humano y menos malo.

Banda sonora recomendada: Pink Floyd – Another Brick in The Wall

4 pensamientos en “Los ladrillos lúdicos

  1. Interesante reflexión, a la que voy a poner un par de peros si me lo permites:

    Sé que es un lugar común, pero me rechina un poco cuando se culpabiliza a la víctima, el «a ti de niño de robaban el bocata» no es un argumento que me guste ver. Será que aún tengo el corazón joven y me ofendo como un milenial.

    «Sólo sé que no sé nada» se atribuye a Sócrates (aunque lo encontramos en textos de Platón, aunque referido a su maestro).

    Quitando eso, tienes razón en que tendemos a tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio. Y, quizá por las deficiencias de las redes sociales en cuanto a comunicación, también nos tomamos demasiado en serio a los demás.

    Besines.

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  2. «A mí me enseñaron que equivocarse es sano».

    Concuerdo 100%. Hay que ser humildes y aceptar nuestra falibilidad. Además, hay que entender que mientras más rápido nos equivoquemos, más pronto aprenderemos.
    🙂

    Un abrazo.

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