Reseña Cerbero

¿QUÉ? Tu última aventura te ha llevado a donde nunca debiste haber ido: ¡El inframundo! Debes encontrar una barca que te lleve sano y salvo de vuelta. Pero Cerbero, el perro guardián de los infiernos, te está pisando los talones y no te dejará escapar fácilmente. En este juego semi-cooperativo debéis alcanzar la barca para escapar sin que Cerbero os atrape. ¡Pero no hay sitio en la barca para todos! Tarde o temprano habrá que hacer sacrificios. Quienes sean capturados por Cerbero podrán vengarse y ganarán si evitan que el resto de aventureros escapen.

¿POR QUÉ? Hay una frase que ha surgido en todas las partidas que he jugado de Cerbero que lo define a la perfección: «En algún momento hay que soltar lastre, yo le dejaba atrás y escapábamos». Dicho de otra forma: en Cerbero hemos venido a traicionar.

Y es que las mecánicas de este juego son tan maquiavélicas como comprar una lechuga en Chernobyl. Todas las decisiones de tu turno te enfrentan a un dilema que siempre da mucho juego en un tablero de mesa: ¿Avanzo yo sólo? ¿Avanzo a mis compañeros para tener más posibilidades de escapar colaborando? ¿Ha llegado la hora de dejar a un compañero por el camino y pensar en lo mío?

Decisiones que como no, van a tener consecuencias inmediatas. En en el juego, tenemos a un cerbero pisándonos los talones. En nuestro turno, podremos jugar una carta de nuestra mano que nos permitirá mover nuestra ficha o la de nuestros compañeros, o incluso las dos, para avanzar hacía el barco que nos sacará de esta pesadilla. El coste de avanzar tiene un precio: o bien crece la furia del cerbero lo que provoca que avance más casillas cuando salga de caza o bien sale de caza.

Hay una cosa que he aprendido en las cuatro partidas jugadas: o colaboras o el cerbero te coge. Y aquí el juego introduce un giro muy interesante, ya que si esto ocurre, y el cerbero atrapa a uno o varios aventureros,  estos pasan al equipo del cerbero y sus objetivos cambian. Es decir, tu meta es intentar que nadie llegue al barco. Y claro si te ves un poco retrasado, piensas ¿y si retraso a un jugador para que le coma el cerbero antes que a mí? O peor aún, puedes pensar que es mejor que te coma el cerbero y así tener más posibilidades de ganar. Es un victoria un poco loser pero victoria al fin y al cabo.

El juego siempre te pone antes decisiones divertidas e interesantes. Lo cierto es que escapar me parece más difícil que ver reír juntos a Almodóvar y Carlos Boyero y se me antoja imposible sin la colaboración del máximo número de jugadores. Cuanto más tardes en sacar los puñales más posibilidades habrá de poder ganar, pero lo que también tengo claro es que tarde o temprano, habrá que dejar caer a un compañero.

En este sentido las acciones están bien equilibradas y tanto si eres un aventurero o del equipo del cerbero tus acciones tendrán consecuencias positivas y negativas. Aún no he visto ganar a los aventureros, pero también es cierto que no colaboramos lo suficiente para que esto pase. En algún momento, alguien decidió romper la piñata… y cuando esto ocurre: sálvese quién pueda.

Cerbero es una máquina de generar conflictos, un come orejas sencillo y divertido, y que además incluye diferentes tableros con diferentes elementos que le da variedad al juego. Me encanta la escalera de un solo uso, provoca situaciones muy cachondas. Quizá su punto más negativo es que exige un planteamiento muy parecido en todas las partidas: o todos colaboran o no hay éxito, pero por otra parte aquí reside también el gran dilema que plantea el juego: hasta cuándo aguantar y romper el pacto.

En definitiva, me ha parecido un juego de negociación muy apañado. Como los buenos juegos semi cooperativos provoca situaciones hilarantes y no sé vosotros, pero a mí no hay nada que me haga más feliz que unas buenas risas alrededor de la mesa y en Cerbero las vas a encontrar.

Puntuación: 7.5/10
Dificultad: 1.8/5
Diseño: 7/10
Diseñador: Pierre Buty
Edita: Tranjis Games
Año de publicación: 2018
Número de jugadores: De 3 a 7 jugadores
Duración: 30-40 min aprox
Precio: 35 euros aprox
Banda sonora recomendada: Morrisey  – The first of the gang to die

 

 

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