Reseña: Yo fui a EGB

¿QUÉ? ¿Recuerdas a Mazinger Z, los mundo de Yupi y los pósters de la Superpop? ¿Sobrevivías a base de Bucaneros, Panteras Rosas y Phoskitos? ¿Aún sueñas con una extratrerrestre que se tragaba ratones? ¿Conservas tus cintas de cassette con recopilaciones grabadas de la radio? ¿Mordisqueabas las gomas Milan por si de verdad sabían a nata? Si la respuesta a estas preguntas es sí, Yo fui a la EGB es tu juego.

¿CÓMO? Simple como una Oca pero divertido como un fin de año con Martes y Trece. En Yo Fui a la EGB, los alumnos deberán avanzar casillas respondiendo y pasando pruebas relacionadas con su glorioso pasado. El jugador en turno lanzará un dado y dependiendo de la casilla en la que caiga, tendrá una prueba u otra. El objetivo del juego es llegar a la meta antes que nadie, pero para conseguirlo deberás aprobar los 5 exámenes que te esperan al final de cada una de las cinco etapas de las que consta el juego.

Puede ocurrir que caiga en la casilla de pregunta individual. Si acierta tendrá una tirada extra. Si cae en la casilla de Retos, puede ser penalizado retrocediendo casillas, o puede darse el caso que todos los jugadores tenga que responder por orden a una pregunta del estilo de: Marcas de zapatillas de la EGB o nombres de luchadores de Pressing Catch.

En el tablero existen 5 tramos y al final de cada tramo los jugadores deberán pasar un examen para poder continuar. Si consigues pasar el examen, conseguirás una pegatina que deberás pegar en tu carpeta.

El ganador será el jugador que consiga llegar a la meta el primero y poder lucir, por tanto, su carpeta con sus 5 pegatinas que le acreditan como verdadero adalid de la EGB.

¿POR QUÉ? La situación es la siguiente. Quince personas convocadas para pasar un fin de semana en una casita de Aldeahuevo del codornal en la provincia de Segovia. Aquí un servidor que selecciona entre lo más novedoso o infalible de sus party games (Camel Up, Mysterium, Dixit, Mafia de Cuba, Lobos, Lifeboats…) pero el público es soberano y por mayoría absoluta se deciden por el juego con una mecánica más antigua que un paquete de chicles Boomer: Yo fui a la EGB.

El resultado: dos sesiones del caos más absoluto, con muchas risas, cánticos, piques y la constatación de que si eras de los que aprobabas todo con sufis, el tiempo no cambia nada. ¡Seguimos siendo unos cafres!

Sobre la mecánica, evidentemente no es la más depurada del mercado, pero los exámenes y las preguntas de las diferentes casillas (retos, preguntas individuales, todos responden) consiguen transportarte a aquella época dorada donde lo único que importaba era saber si el bocadillo de la merienda iba a ser de nocilla o de azúcar con mantequilla.

Si a los juegos se les juzga por inmersión temática a Yo fui a la EGB, le tendríamos que poner un Sobresaliente.  Los 5 exámenes al final de cada etapa son sencillamente grandiosos, siendo mi favorito el de las preguntas con Ediciones Santillana. El juego de memoria con las chucherías o el de las canicas también son muy divertidos, siendo quizá los más flojos el adivinar programas de televisión y el de las calcomanías.

Yo fui a la EGB tiene una cualidad que muy pocos juegos consiguen: devolvernos a la mejor época de la infancia en un vuelo directo de dos horas de duración. Apelar a los recuerdos de esa época dorada es garante de la mejor de las diversiones y a fin de cuentas, cuando nos sentamos a jugar con amigos o en familia, ¿a quién le importa si el juego es sofisticado o no? Lo que importa es divertirse y con Yo Fui a la EGB te vas a divertir mucho.

¿QUIÉN? Te lo pasarás pipa si naciste entre los años 70 y 80 y lo odiarás si creciste con la Logse.

Puntuación: 7.5/10
Dificultad: 1/5
Diseño: 7.5/10

Diseñador: Javier Ikaz y Jorge Díez
Edita: Borrás
Año de Publicación: 2015
Número de jugadores: de 2 a 6 jugadores
Duración: 1 y 30 minutos aprox
Precio: 30 euros aprox.
Banda sonora recomendada: Los mundos de Yupi

 

 

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